Todos pintan los caminos solitarios,
con el suelo tapizado de recuerdos
y promesas de futuro muertas y escondidas
en hojas de mil tamaños.
y promesas de futuro muertas y escondidas
en hojas de mil tamaños.
Es tiempo de ocres, amarillos anaranjados,
de intensos rojos y marrones cálidos,
de arándanos, uvas, grosellas,
manzanas, moras, caquis y frutos de la higuera.
Hay un banco en cada verso, fotografía, cuadro...
hay un banco, cada otoño, donde nadie espera.
(MariluzGH)
Beatriz Salas ha tenido el detalle de ponerle voz al poema (para la música, a la derecha, si quieres oírlo)
ESE DEBE SER EL BANCO DEL OLVIDO...
ResponderEliminarLOS COLORES DEL OTOÑO MARCAN COMO NADIE, EL PASO DEL TIEMPO, ALGUNOS NO QUIEREN VERLO.
UN ABRAZO MARILUZ
Buen fruto cosechaste de los días idos que algo dieron.
ResponderEliminarPlasmaste el ayer y quedó.
Un beso, Mariluz.
Me gusta mucho esa foto, Mariluz.
ResponderEliminarCon tus letras, nos regalas otra imagen encantadora, repleta de color y un regusto de tristeza.
Un abrazo, ARTISTA.
Además de la fotografía, como el comentario anterior, me gustan tus versos, siempre limpios, claros y honestos.
ResponderEliminarHe encontrado unas palabras para acompañar a tu bello poema...
"los atardeceres anaranjados en que el sol se funde con el mar sereno cuyas olas se confabulan para asistir sin prisa al instante efímero en que la sangre de todos los hombres de todas las épocas pareciera colorear las aguas de un océano que se dispone a dormir durante varias horas, embriagado por el canto de las sirenas lejanas, antes de su reencuentro con la aurora, cuando volverá a ser rojo, gris y anaranjado para luego recuperar su nítido e incomparable azul con el cual se ha identificado en la sucesión de los calendarios."
El otoño no solo representa la madurez, la sazón y la experiencia, también es el recuerdo, la nostalgia y tus versos tienen de todo esto un poco.
saludos.
Un banco en soledad, donde ver las hojas caer, los días grises, y los recuerdos pasar.
ResponderEliminarUn beso.
Mis queridos amigos, ese banco tiene una pequeña trampa: es una instantánea de agosto en Sangüesa (Navarra). También otoño tiene su pequeña trampa: no siempre es sinónimo de nostalgia o tristeza... al menos no para todo el mundo. Pero me dejé llevar y brotaron esos versos sin pedrir permiso... como siempre hacen mis palabras.
ResponderEliminarGracias por la fidelidad y cariño
abrazos para todos
Si cada banco y senda narrara todos los eventos de los cuales consta su existencia, seguro que nos quedariamos anonadados imaguinando los comos y los cuandos...
ResponderEliminarComienzos sin finales, o finales sin comienzos...
Sonrisas y llantos, desde el alba hasta el ocaso, cargados de romantica poesia...
Un bello fin de semana te deseo a ti y a todos los que aquí te acompañan.
Un abrazo.
Mari
Ay los sueños, siempre entre la realidad y lo iluso...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Tus versos brotan siempre del alma y tu la tuya es exquisita como tu corazón bonita mia...
ResponderEliminarTiempo ¡eh! gracias por ser como eres prima...
¡ ole tu !
MAPLE LEAVES
ResponderEliminarEn un sendero atravesado por el otoño
me he detenido,
dejo que mi cuerpo haga parte de la visión.
Hojas amarillas, anaranjadas, pardas, verde pálido,
rosadas, jaspeadas de negro y vinotinto,
flotan a mi alrededor sin moverse.
No giran en torno a mi. Flotan.
Móvil sin hilos ni armazón.
El fondo es un tela azul semioscura.
Templada, sin matices ni arrugas.
Al frente tengo árboles de tronco marrón
y millares de hojas verdes oscuro mate.
Bajo mis pies
un sendero de piedras gastadas sube un poco.
Mi cuerpo desprende trozos
del mismo color y forma de las hojas.
Tengo el torso desnudo,
pantalón negro y botines cafés.
El aire helado me enfría por dentro.
Estoy detrás de quien observa
y describe esta visión: yo mismo.
Rayos de sol
atraviesan en diagonal
vetas de iluminación y brillo,
su tibieza saca por mis poros
gotas resplandecientes.
He venido a Yaraguá, Montaña del Viento,
a inyectarme pausa y frescura,
a pensar en lo efímero de los sufrimientos,
a ver el tiempo inventar colores,
a volverme paisaje.
anuar iván.
- Querida Mari, gatica guapa, hablas con sabiduría... ¡si esos bancos hablaran!
ResponderEliminar- Antonio, qué sería de nosotros sin esos sueños que -a veces- convertimos en realidad.
- Mucho tiempo sí, primo, me alegra verte :)
- Anuar mil gracias por la belleza de poema que nos dejas, un honor tenerte entre nosotros
mi abrazo para todos
Que final tan poetico. Tu relato tiene musica y colores. Bellísimo!
ResponderEliminarAysssss pero qué tramposilla eres jajajajaaj, fíjate que yo veo el otoño en esa foto y sus hojas caídas en el suelo de color amarillo.
ResponderEliminarUn besazo, amiga.
jajajajaja... yo no soy la tramposa María, sino el lugar geográfico que nos regala instantáneas de otoño en pleno agosto :) por eso tomé esa fotografía
ResponderEliminarbesos para ti también :)
... es el banco de la soledad. Son los matices que marca el otoño, que según se va adentrado el equinoccio las sombras se inclinaran aun más, el día mengua de luz...
ResponderEliminarAgradecido por tu gesto.
Un fuerte abrazo
me encantan las cajitas y mas las que encierran secretos y esa es antigua y obsoleta se pueden perder tantas cosas en su interior besitos gaviota
ResponderEliminarHey, hey, hey mamiluz.
ResponderEliminarPoniendome al tanto de todo, que con estos días de mudanza no he parado.
Lindaaaaaaaa la foto ¿la hiciste vos?
Genial.
Un abrazoteeeeeeeeee.
:)
Los otoños me parecen hermosos con tanta vida en lo moribundo. Por estos lados no se ven las estaciones, pero siempre las fotografías dejarán un poco de ese lienzo en la data de estos discos blandos llamados "cerebros".
ResponderEliminarRedundo, pero me encanta hacerlo con vos, esos poemas tuyos son imágenes de las emociones.
PD: La imagen del post me mareó xD
Besos y abrazos inmensos, guapa.
La imagen del otoño es evocadora para todo corazón sensible, amigo mío.
ResponderEliminarEs un placer compartir contigo
-con todos.
abrazos agradecidos