Sus ojos se detuvieron en el doble ancho de la caja donde yace su marido. Trata de articular palabras, pero la sorpresa y el enojo se lo impiden. Por contra, siente nacer desde lo más profundo de las entrañas una hiriente carcajada. Libre y liberadora. Por fin consigue arrancar las telarañas de su garganta y con voz enronquecida le espeta:
- Y aquí estás, al fin, víctima de tus propios abusos y desmanes. Te creíste invencible y todopoderoso menospreciando la humillación constante de tu mujer. Polvo al polvo. Humo al humo. Ya pueden cerrar la caja.
Difícil será encontrar los restos de veneno que inyecté en los cigarrillos que hoy has fumado. Ceniza a la ceniza. Tú a la caja. Yo, por fin libre.
Acabado el oficio religioso se reúnen los vecinos y entre susurros comentan:
-Pobrecita, viuda tan joven.
¡¡¡Si ellos supieran!!!(MariluzGH)
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Sutil modificación al minirrelato llamado "Aros de humo", a tenor de los comentarios hacia un final diferente.
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