Fotografía cortesía de Luz Rodríguez del blog "
Molino 42" ¡Gracias tocaya! :)
Sabía que -una vez desprendida de la nube- su destino era morir, desaparecer, ser olvidada para siempre. Algunas de sus hermanas ya habían sucumbido; las había visto caer y perderse en la frondosidad de arena dorada del desierto en el que habían caído.
Ahora era su turno, nadie le había hablado de si resultaría doloroso, tampoco de la duración de su viaje. Había oído de lo importantes que son -que era ella- para todas las formas de vida de su planeta; de la grandeza de sus sacrificios.
De pronto sintió un fuerte golpe y vio a varias de sus hermanas abrazarse a ella y formar un cuerpo más compacto, más pesado, que facilitara su caída.
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Desde el suelo ella observaba caer su salvación. El impacto podía ser decisivo, solo una más y sería libre... una sola era suficiente. Abriría su duro caparazón y liberaría toda la vida que celosamente guardaba en espera del mágico momento.
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- ¡Mira, papá, está lloviendo! Después de meses de sequía; de haber perdido todas las cosechas, hay una oportunidad para la última semilla que guardábamos en la cajita de plata.
¡¡Es el milagro de la vida!!
(MariluzGH)